Réquiem a la justicia
Tan lejos se desplaza la mirada
que alcanza las llanuras del pasado;
y el barco del futuro esta escorado,
cual gigantesco monstruo en la ensenada,
y mientras el robín al hierro horada,
la sal heridas cubre al ignorado.
Se sienta en el banquillo el acusado,
provocadora es su mirada airada.
Espera la justicia acongojada,
encima la tarima de la sala;
seguro va a ser ella ajusticiada
por bala que en la mar fuere oxidada,
y mientras el postrer suspiro exhala,
la sal ya va cubriendo su mirada.