El contrato
Que desazón sentirse marginado,
que sin razón creer lo bueno malo,
ir ablandando el agua con un palo,
salir a flote y no haber naufragado.
Solo hay que ver lo que está en mal estado,
y descubrir al santo por su halo,
sin confundir del bueno al mal regalo,
por el olor se sabe del asado.
Basta saber quien paga la factura,
al alcanzar comprar lo más barato,
ver por si acaso oculta una fractura.
Basta saber si se ha cerrado el trato,
que nadie ocupe nuestra sepultura,
no vaya a ser que lo oculte el contrato.
28/3/21 j.ll.folch
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.