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Aun pueden ver mis ojos
el sol, reflejándose
sobre las olas del mar,
sobre los lagos helados
tan cerca del más allá,
y pueden oír mis oídos
las sirenas al cantar.
Aun rozar pueden mis dedos
la piel suave, y aun soy capaz
de distinguir los placeres,
y la acritud de la sal,
y aun pueden los aromas,
dentro de mi penetrar.
Cuando me llegue ese final
que a todos nos va a llegar,
dejaré entre las sombras
mis sentidos nada más.
31/5/22 j.ll.folch

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