Escucha entre rumores la palabra,
de aquel que dice y habla de si mismo,
de aquel que exento de cualquier altruismo
su propia condición de humano labra.
Depende de la puerta la cual abra,
procura no esté cerca del abismo,
no sea que por mero ilusionismo
oculte tras de él su obra macabra.
Los cantos de sirena son bonitos
a orejas sordas, de los encantados,
de aquellos que se deben a los mitos.
Es el mundo de aquellos desalmados
creadores silenciosos de delitos;
los que juegan con los dados trucados.
20/5/24 j.ll.folch
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